Pasar de un modesto Peugeot 205 con una preparación media a un Ford Fiesta N-5, sin tener ningun tipo de experiencia con vehículos tan potentes ni de tracción total, participando en el complicado Rallye Princesa de Asturias, enfrentándose a muchos, buenos y experimentados rivales puede parecer una pequeña «locura»
Álvaro Iglesias no se resignaba a no conseguir pilotar un vehículo competitivo, aunque solo tuviera una oportunidad para demostrar su valía.
Para conseguir el éxito era básico rodearse de un buen equipo, buscar un vehículo bien puesto a punto y un copiloto con garantías para llevar a buen puerto ese desafío.
![]() |
Foto:Prensa
|